INVISIBLES, PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN SONORA: COALICIÓN POR LA DISCAPACIDAD SONORA 

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Alejandro Matty Ortega/Irreverente Noticias

Hermosillo, Sonora (IN).- Existen más de 450 mil niñas, niños, adolescentes y adultos con discapacidad o limitación, «invisibles» para el Gobierno y la sociedad en Sonora.

En la zona rural de Hermosillo y en los municipios de la Sierra, algunas personas con discapacidad literalmente se arrastran por el piso al carecer de muletas, andaderas o sillas de ruedas para desplazarse dentro de sus viviendas y en su entorno social y/o natural.

Carecen del acceso a la educación, vivienda, servicios básicos de salud, alimentación adecuada y sólo el 0.4 % logra un empleo digno en Sonora.

Segregados, excluidos, olvidados y violentados en sus más elementales Derechos Humanos, más de 6 millones de personas con discapacidad en México son marginadas al asistencialismo.

Lo anterior, apesar de que existen leyes desde el 2008 para su atención, cuidado y protección.

Con discapacidad y limitaciones físicas, intelectuales, mentales, psicosociales, múltiples, sensoriales, auditivas y visuales, casi 500 mil sonorenses son segregados por el Gobierno y la misma sociedad.

El 70 % de las niñas, niños y adolescentes con discapacidad, ingresan a la educación primaria, 23 % a secundaria, 9.5 % a preparatoria, 3 % a la universidad, sólo el 0.4 % logra titularse y no todos consiguen un empleo.

Por ley, las empresas y el Gobierno del Estado y los 72 Municipios deben incluir el 3 % de personas con discapacidad; sin embargo, nadie cumple con esta disposición y mandato constitucional en Sonora.

El Gobierno del Estado y los 72 Municipios son los principales entes que propician la segregación y la exclusión de las personas con discapacidad en Sonora.

En la vía pública, son ignorados y en ocasiones violentados por su condición vulnerable por peatones y automovilistas sin distingo.

Padecen la falta de accesibilidad en espacios públicos y en las escuelas públicas, a las únicas que tienen acceso en Sonora.

Además de rampas para sillas de ruedas, carecen de material didáctico y pedagògico para su desarrolo humano y académico.

Las mismas instituciones públicas les limitan su acceso y movilidad.

Por si fuera poco, durante más de 30 años, las personas con discapacidad son utilizadas por los partidos políticos para sus fines electorales y de propaganda.

Hoy, la Coalición por la Discapacidad Sonora presentó la Agenda Pública Discapacidad Sonora 2024.

Esta coalición es un grupo de asociaciones civiles, colectivos y movimientos y activistas en pro de los Derechos Humanos que exigen la inclusión de las personas con discapacidad en Sonora.

En conferencia de prensa, Liliana Gabriela Quintero Cota, representante de Comunidad Ciega y de Baja Visión A.C., apuntó que «en el estado 

estamos rondando el medio millón de personas que formamos parte de la población con alguna discapacidad o limitación”.

Planteó la problemática que viven las personas con discapacidad en lo Laboral, Salud, Movilidad y Transporte Público Accesible; Educación, Juventud y Derecho al Hogar Digno y Accesible; Electoral, Deporte Adaptado y Derechos Humanos.

La activista con discapacidad expuso que «históricamente en México, el tema de la discapacidad ha sido invisibilizado».

Agregó que «únicamente lo han atendido desde un enfoque asistencialista; sin embargo, en la actualidad ese enfoque ya es insuficiente ante las acciones que se requieren para el libre desarrollo de las personas con discapacidad”.

La representante de Comunidad Ciega y de Baja Visión A.C. dijo que en Sonora hay más de 145 mil personas con discapacidad y más de 350 mil personas con alguna limitación.

Indicó que «con esta agenda, buscamos impulsar acciones concretas para abordar las necesidades que enfrentamos».

Dijo que los integrantes de la Coalición por la Discapacidad Sonora 2024 convocan a las y los candidatos a que en sus propuestas prioricen el tema de la inclusión en Sonora.

Comentó que «a lo largo del proceso, estaremos atentos para dar seguimiento a cada una de estas áreas».

Apuntó que «en ocasiones, sentimos que somos utilizados sólo para dar una imagen de inclusión, pero no vemos que estas acciones se traduzcan en mejoras reales en nuestra vida diaria».